Esteban Yáñez
Esto le pasó al viejo Dionisio de acá de Murta, que es buenazo para las mentiras.
Contaba que tenía un lazo muy bonito que se lo había hecho un tío de él. Entonces, lo cuidaba harto, lo engrasaba todos los días, con grasas que sacaba del estómago de la vaca, de la oveja, de estas partes de las costillas.
Resulta que un día salió a tratar sus animales y vio que un zorro se estaba comiendo el lazo. Se acercó despacito y vio que a medida que lo comía lo pasaba por el estómago y lo sacaba por las fecas. Entonces agarró la presilla antes de que la engullera, la limpió con pasto porque estaba medio sucia y pegó tal grito que el zorro salió disparado. ¡Se le atravesó la presilla en el hocico y se dio vuelta sobre el lazo! Le quedaron los chunchulines boyando.
¡Esa sí que es mentira!